Los medios de comunicación de todo tipo nos acercan hoy constantemente a una realidad muy dura: la de los problemas ambientales causados por un mal uso de lo envases, y entre ellos los de plástico. Ese trabajo de información es tan constante y eficaz, que terminamos asociando mentalmente el término contaminación con la imagen de una botella de plástico. Y terminamos responsabilizando de este problema al propio material.
Pero… ¿estamos siendo totalmente justos con los plásticos? Esta pregunta la respondía, con datos más que de sobra, la profesora Kim Ragaert en el video que os presentamos hace unas semanas «Plastics Rehab».
¿Son ellos los que realmente están destruyendo el planeta e invadiendo nuestros mares, ríos, montañas y ciudades? ¿No tenemos nada que ver los humanos en todo esto? ¿Tienen, acaso, los plásticos pies para desplazarse? Habría que darle una vuelta a la pregunta, ya que por mucho que resulte obvia, parece que, muchos, no se han parado a pensarla, ni a darle respuesta, por lo tanto.
Por ejemplo, pensamos en que nos molesta que los plásticos no se biodegraden en el medio ambiente. Pero, ¿por qué nos preocupamos por eso?, ¿Por qué esperamos que eso ocurra?
Los metales no se degradan en el medio ambiente y nadie se lo reprocha.
Tenemos que tener muy presente que los plásticos son recursos, igual que los metales.
No tenemos que pensar que sólo por el hecho de tirar un material en la naturaleza, va a desaparecer porque sí. Esto no es así, hay que recuperarlo, reciclarlo e incorporarlo de nuevo en el ciclo productivo.
Por ello, en primer lugar, hay que tratar de mantener los plásticos fuera del medio ambiente y, en segundo lugar, pero no menos importante, ser conscientes de que la responsabilidad a la hora de gestionar un residuo, para convertirlo en recurso, depende sólo del comportamiento individual de cada uno de nosotros.
A menudo, pensamos que hacemos un uso excesivo y caprichoso de los plásticos, y que muchos de ellos son innecesarios. Pero, ¿lo son en realidad? Vamos a ver un ejemplo:
Para envolver un pepino se necesitan menos de 2 gramos de plástico. Al hacer esto, la fecha de caducidad del pepino aumenta en 11 días. Y si pensamos en un filete, esta aumenta en 26 días. Por ello, una cantidad muy pequeña de plástico, evita que se derroche una gran cantidad de comida. El plástico evita con ello mermas en la cadena alimentaria.
Además, la cantidad de CO2 que se emite para hacer estos envoltorios de plástico es menos del 10% del que se ha emitido para producir los alimentos, y, por otra parte, lo que es más relevante, al no derrochar comida, la cantidad de CO2 emitido es cinco veces menor que la cantidad que necesitaríamos para hacer los plásticos.
El plástico es fantástico si tenemos en cuenta todos estos datos, ¿no os parece?
Os dejamos la fuentes consultadas por la profesora Kim Ragaert y sobre las cuales ha basado su charla:
- La fecha de caducidad se refiere al tiempo durante el cual la comida estará fresca. Alargar la fecha de caducidad evita el derroche de gran cantidad de comida. Los datos viene de un estudio del American Institute for Packaging and the Environment: https://c.ymcdn.com/sites/www.ameripen.org/resource/resmgr/files/AMERIPEN-WhitePaper-FoodWast.pdf
- El Consejo Estadounidense de Química resumió algunos datos (como la ampliación de la fecha de caducidad) en una bonita infografía: https://plastics.americanchemistry.com/fact-sheets-and-infographics/Reducing-Food-Waste-Through-Plastic-Packaging.pdf
- Cuando la comida se descompone (como en un vertedero), se convierte parcialmente en gas metano, el cual es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2: https://www.epa.gov/ghgemissions/understanding-global-warming-potentials
- Parecemos olvidar que la producción de alimentos es en sí misma también la causante de bastantes emisiones de CO2 y, por supuesto, suele ser peor en lo que respecta a la carne. El plástico es bastante «barato» de producir en términos de CO2. Estos cálculos son de un famoso estudio de Denkstatt (2010): https://www.plasticseurope.org/application/files/9015/1310/4686/september-2010-the-impact-of-plastic.pdf